martes, 12 de junio de 2012



THE SAME OLD STORY...


"Cuando nos conocimos teníamos diecisiete años. Aún podíamos ser muchas cosas. Nuestra celda era tan amplia que no parecía una celda. Ahora nuestras celdas son lo que fueron siempre, ya no hay ilusión, ya no hay engaño. Ella y yo estamos atrapados. Nos separa un océano. Y nos separa la vida.
Y pese a todo…. Cuando la tuve en mis brazos… Cuando por fin comprendí que era real lo que estaba viviendo, que era una mujer de carne y hueso y no un espejismo, que la mujer que había perseguido y deseado y adorado y maldecido estaba desnuda en mi cama y nada, nada en el mundo iba a quitarme ese instante de felicidad suprema, entonces cualquier océano parecía un pequeño arroyo y cualquier celda, por muy fría y oscura y minúscula que fuera, era un palacio suntuoso, mientras ella estuviera conmigo.
Sí. Era la historia de siempre. La maldita historia de siempre. Hay cientos de películas sobre el tema. Mi vida no era nada original. Pero era real. Era cierto que Estefanía, la auténtica Estefanía, me estaba hablando. Y sus palabras no sonaban a falsas promesas, sus palabras parecían sinceras.
¿Entonces? ¿Cómo podía haberse olvidado de mí? Estefanía no podía hacer eso. Ester, Mónica, Julia, todas mis otras amantes y novias, ellas podían ser viles y crueles. No me esperaba mucho de ellas y no me importaba en absoluto. Pero Estefanía no. Estefanía, la esperanza de Estefanía, era lo único que me quedaba en la vida. Lo único.
Tenía que repasar lo que había sucedido. Tenía que recordar todos nuestros movimientos para buscar el origen del error. Los días pasaban y cada vez estaba más cerca del desastre. Ella me lo había prohibido tajantemente. “Mi marido es muy celoso. Ni se te ocupa llamarme”. Yo la odié. La odié con toda mi alma. ¿Cómo podía una persona tan inteligente como Estefanía haber acabado con un marido celoso?"

(Extracto de la novela del autor: "La iniciación de Rakel") 

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