El trabajo de un
escritor no es resultar simpático: es resultar contundente. Si la vida es
inútil, la literatura es imprescindible.
Cuando
crecemos acabamos mirando con cautela al que nos mira desde el otro lado del
espejo. Y lo saludamos todos los días como esos vaqueros que sonríen pero no
separan la mano del revolver.
Hay
que tener las manos muy sucias para llegar a la veta más pura.
Ser
escritor es muy fácil. Sólo tienes que hacer que cada frase no estropee la
anterior.
El
trabajo del escritor es jugar con las palabras, no domesticarlas. Las palabras
necesitan espacio, luz, aire fresco. Si las domesticas, las matas.
¿El secreto de un
buen poema? Pensar lo que está en la mente de todos y decirlo con palabras que
están en boca de todos, pero decirlo mejor
que todos.
Los
que triunfan no son mejores que los que fracasan. Los que se salvan no son
mejores que los que caen. La muerte y la fama disparan sus balas con los ojos
vendados.
Olvídate
de la vida. Y empieza a vivir.
Escribir:
hacer creíble lo increíble y hacer increíble lo creíble.
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