lunes, 17 de febrero de 2014


PARA SENTIR LO QUE SIENTO

Lo que sintió Pavese.
Estoy sintiendo lo que sintió Pavese.
Y no hace falta el teléfono.
Llamas y nadie te contesta.
Pides ayuda y el silencio te escupe su desprecio.

No.

No hace falta el teléfono.

Para sentir lo que siento.
Para sentir lo que sintió Pavese.

Algunos, los que nada saben,
creen que la soledad
puede ser la peor pesadilla
de un hombre.
Pobre Pavese, que solo se debió sentir,
murmuran, apesadumbrados
y ciegos.
                       ¡Ciegos!

Los que nada saben…
hablan y hablan. Sus palabras parecen
veredictos irrevocables.
Son palabras tan claras y soberbias
que no explican nada.

Y ahora estoy siento lo que sintió Pavese.
Ahora soy Pavese frente al teléfono…
Hay demasiado pasado sobre ni espalda.
No puedo seguir andando, pero tampoco puedo volver atrás.
Por eso,
y porque sé
que una respuesta inesperada
puede ser infinitamente peor
que el silencio;
os digo: cierto, Pavesse se sintió muy solo,
tan solo como sólo puede sentirse un hombre solo,
pero no basta.
No basta la soledad para acabar con un hombre acostumbrado a la soledad.
(Y lo digo con conocimiento de causa…)
Así que, vosotros que lo sabéis todo, cerrad
vuestras bocas.
Cerrad vuestra vanidad, y oid:
algo peor que una respuesta inesperada
es una respuesta predecible.

(Pavese lo sabía bien.
Por eso prefirió el silencio.)



No hay comentarios:

Publicar un comentario