miércoles, 2 de septiembre de 2015
















¡Qué asco de trabajo! 



No sé de qué se quejan, se indignó la muerte. He llamado a los del sorteo de hoy y todos se han enfadado. Antes también se enfadaban. ¡Y se quejaban! ¡Cómo se quejaban! Me decían que era cruel, que eso se avisa, que no podía venir y llevármelos así, por las buenas, sin que tuvieran tiempo para despedirse o para lo que fuera. ¡Tiempo! ¡Tiempo! ¡Siempre me pedían tiempo!
Al final, de tan pesado y llorones que se ponían decidí darles ese gusto. Y lo hice porque yo quise, que conste, que a mí no me dice nadie lo que tengo que hacer.
Ahora me molesto en llamarlos por teléfono para decirles que les quedan 24 horas y se me enfadan igual. Y eso que yo nunca he llamado por teléfono. A mí lo que me gusta es aparecer cuando menos se lo esperan y darles un susto de muerte, un susto de muerte nunca mejor dicho, vaya, que una también tiene su sentido de humor…
La cosa es que al final intento ser amable y qué consigo. Nada. Se me enfadan igual. Les doy 24 horas y no hacen otra cosa que lamentarse y lamentarse. Estoy harta, de verdad. ¡Qué asco de trabajo!



(foto del autor)



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