sábado, 8 de junio de 2013



ORWELL EN LA TRINCHERA Y MUCHO MÁS...





Si pasan por la antigua carretera de Teruel a Zaragoza, a muy pocos kilómetros de Teruel, en un lugar llamado los Llanos de Caudé, presten atención al monótono paisaje. Y no corran.  Pasarán a muy pocos metros de un pequeño mausoleo, con sus coronas de flores y su bandera republicana. Ese lugar que vislumbraran a través de la ventanilla del coche con la fugacidad de las apariciones y los espejismos,  señala el lugar donde estaba el antiguo pozo (uno de ellos) al cual fueron arrojadas las víctimas de la represión franquista. Durante mucho tiempo no hubo recordatorio alguno en el lugar. Sólo los habitantes de la zona conocían la existencia de esa fosa común. Un pastor de la zona, a base de contar los tiros que escuchaba, llegó a contar 1005 víctimas. Hace poco la zona se urbanizó. Se pretendía construir un polígono industrial. Pero el monumento resiste. Y bajo el asfalto reposan los huesos de las víctimas, esperando que alguien se acuerde de ellas. No son los únicos restos que quedan por exhumar, ni en España ni en Aragón.
Muy cerca de allí, y no es ninguna casualidad, están las lápidas de tres pilotos alemanes de la Legión Cóndor, que fueron derribados en combate. Estas lápidas, al igual que muchos bunkers, trincheras, nidos de metralletas y otros restos de la guerra civil, se pueden visitar fácilmente y pueden ser punto final de una serie de excursiones a pie, en bicicleta, a caballo y en coche, que han sido adecuadamente reseñadas en dos libros fundamentales: “Lugares de la guerra. 35 itinerarios por la batalla de Teruel” y “Más lugares de la guerra. Otros 35 itinerarios por la batalla de Teruel”, de Alfonso Casas Ologaray. Si tienen tiempo y ganas, cojan una mochila y échense al monte, además de estos restos de la guerra, las sierras de Teruel tienen muchísimos atractivos: grandes bosques, montañas altas pero fáciles de ascender, con cumbres 2000 metros, barrancos y paredes verticales para los que buscan la dificultad, ríos y pantanos donde pescar, bañarse o simplemente sentarse a descansar en la orilla, entre la sombra de los árboles, rincones tranquilos, solitarios, rincones para dejar volar la mente y olvidar los problemas. Luego vuelvan a la civilización. Mora de Rubielos, Rubielos de Mora, Albarracín, Valderrobles, son algunos de los muchos pueblos de la zona que merecen entrar en la categoría de pueblos más hermosos de España. Allí encontrarán buenos restaurantes y buenos alojamientos, con todas las comodidades posibles. Descansen y olviden. Pero no lo olviden todo.

(...)


UN CAFÉ EN HUESCA. ALFONSO VILA FRANCÉS. 


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