ANTICIPO...
Si vas a hacerte
cargo de un ferrocarril, lo mejor es conocerlo bien. Cuando en 1947 Andoni
Sarasola fue designado director de la Compañía Minera de Sierra Menera, empresa
explotadora de las minas de hierro y del
ferrocarril que unía a éstas con el puerto de Sagunto, no se lo pensó dos
veces. Se puso un mono de maquinista y se subió a la cabina de una locomotora
de vapor, renunciando a viajar en el lujoso “coche-Salón” para directivos. El
viaje nos lo cuenta él mismo en su libro “Minas y ferrocarril Ojos Negros-Sagunto.
Siderurgia integral (Testimonio de un ingeniero en la dirección de una empresa
1947-1967)”, y merece la pena que lo reproduzca a continuación...
Me puse el mono y subí a la locomotora; los túneles de
Jérica y Caudiel, con fuerte rampa de subida y humedad de carril, con el
consiguiente patinaje de la locomotora, me atosigaron de humo, carbonilla y calor
asfixiante del hogar de la máquina. En fin, pasé muy mal rato y lamenté mi
renuncia al coche-salón; pero el maquinista y el fogonero me instruyeron,
pasado el susto, sobre la forma de amortiguar los efectos de la humareda en
esas circunstancias de emergencia. El carbón era malísimo, había que limpiar
continuamente la parrilla del hogar, con pérdida de tiempo, paradas para hacer
presión, taponar algún tubo, etc.
Este joven
ingeniero, que entonces tenía 29 años, cuenta que cuando un jefe de estación lo
vio descender de la máquina se quedó muy sorprendido y comentó que era la
primera vez que veía a un directivo de la compañía que no viajaba en el Coche-Salón.
Y peor aún, porque no contento con el viaje de ida, Andoni Sarasola repitió el
viaje en otra locomotora al día siguiente, pero esta vez bajando hasta Sagunto
con un tren cargado de pesado mineral. Y sí, lo que cuenta merece ser leído con
mucha atención…
(...)
MUY PRONTO EN LA WEB.
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