ORWELL EN LA TRINCHERA Y MUCHO MÁS...
Si pasan por la
antigua carretera de Teruel a Zaragoza, a muy pocos kilómetros de Teruel, en un
lugar llamado los Llanos de Caudé, presten atención al monótono paisaje. Y no
corran. Pasarán a muy pocos metros de un
pequeño mausoleo, con sus coronas de flores y su bandera republicana. Ese lugar
que vislumbraran a través de la ventanilla del coche con la fugacidad de las
apariciones y los espejismos, señala el
lugar donde estaba el antiguo pozo (uno de ellos) al cual fueron arrojadas las
víctimas de la represión franquista. Durante mucho tiempo no hubo recordatorio
alguno en el lugar. Sólo los habitantes de la zona conocían la existencia de
esa fosa común. Un pastor de la zona, a base de contar los tiros que escuchaba,
llegó a contar 1005 víctimas. Hace poco la zona se urbanizó. Se pretendía
construir un polígono industrial. Pero el monumento resiste. Y bajo el asfalto
reposan los huesos de las víctimas, esperando que alguien se acuerde de ellas.
No son los únicos restos que quedan por exhumar, ni en España ni en Aragón.
Muy cerca de
allí, y no es ninguna casualidad, están las lápidas de tres pilotos alemanes de
la Legión Cóndor, que fueron derribados en combate. Estas lápidas, al igual que
muchos bunkers, trincheras, nidos de metralletas y otros restos de la guerra
civil, se pueden visitar fácilmente y pueden ser punto final de una serie de
excursiones a pie, en bicicleta, a caballo y en coche, que han sido
adecuadamente reseñadas en dos libros fundamentales: “Lugares de la guerra. 35
itinerarios por la batalla de Teruel” y “Más lugares de la guerra. Otros 35
itinerarios por la batalla de Teruel”, de Alfonso Casas Ologaray. Si tienen
tiempo y ganas, cojan una mochila y échense al monte, además de estos restos de
la guerra, las sierras de Teruel tienen muchísimos atractivos: grandes bosques,
montañas altas pero fáciles de ascender, con cumbres 2000 metros, barrancos y
paredes verticales para los que buscan la dificultad, ríos y pantanos donde
pescar, bañarse o simplemente sentarse a descansar en la orilla, entre la
sombra de los árboles, rincones tranquilos, solitarios, rincones para dejar
volar la mente y olvidar los problemas. Luego vuelvan a la civilización. Mora
de Rubielos, Rubielos de Mora, Albarracín, Valderrobles, son algunos de los
muchos pueblos de la zona que merecen entrar en la categoría de pueblos más
hermosos de España. Allí encontrarán buenos restaurantes y buenos alojamientos,
con todas las comodidades posibles. Descansen y olviden. Pero no lo olviden
todo.
(...)
UN CAFÉ EN HUESCA. ALFONSO VILA FRANCÉS.
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