PARA
SENTIR LO QUE SIENTO
Lo que
sintió Pavese.
Estoy
sintiendo lo que sintió Pavese.
Y no hace
falta el teléfono.
Llamas y
nadie te contesta.
Pides ayuda
y el silencio te escupe su desprecio.
No.
No hace
falta el teléfono.
Para sentir
lo que siento.
Para sentir
lo que sintió Pavese.
Algunos,
los que nada saben,
creen que
la soledad
puede ser
la peor pesadilla
de un
hombre.
Pobre Pavese, que solo se debió
sentir,
murmuran,
apesadumbrados
y ciegos.
¡Ciegos!
Los que
nada saben…
hablan y
hablan. Sus palabras parecen
veredictos
irrevocables.
Son
palabras tan claras y soberbias
que no
explican nada.
Y ahora
estoy siento lo que sintió Pavese.
Ahora soy
Pavese frente al teléfono…
Hay
demasiado pasado sobre ni espalda.
No puedo
seguir andando, pero tampoco puedo volver atrás.
Por eso,
y porque sé
que una
respuesta inesperada
puede ser
infinitamente peor
que el
silencio;
os digo:
cierto, Pavesse se sintió muy solo,
tan solo
como sólo puede sentirse un hombre solo,
pero no
basta.
No basta la
soledad para acabar con un hombre acostumbrado a la soledad.
(Y lo digo
con conocimiento de causa…)
Así que, vosotros
que lo sabéis todo, cerrad
vuestras
bocas.
Cerrad
vuestra vanidad, y oid:
algo peor
que una respuesta inesperada
es una
respuesta predecible.
(Pavese lo
sabía bien.
Por eso
prefirió el silencio.)
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