Everybody hurts, REM
Todavía estábamos en Losing my religion
Pero ya sabíamos que Everybody hurts.
Olas contra los pórticos
del paseo que sube desde la estación.
Tu cuello frio y mi mirada muda.
Tu cuello mudo y mi mirada fría.
Todavía ni habíamos llegado al concierto
y ya estaban tocando la canción del entierro.
Será hermosa música que nunca podremos escuchar.
La canción que nos cantaban las brujas niñeras en la cuna
y que luego perdimos y siempre buscamos.
Será hermosa música sobre tu cuello fino y mi mano torpe.
Olas furiosas en la larga avenida
cuerpos que caminan hacia la última canción
y doblamos la esquina para ver qué la plaza está vacía
y en el suelo alguien nos ha dejado una flecha que nadie ve
porque está pintada con un color que solo tú y yo podemos ver.
Olas furiosas en la larga avenida
cuerpos que caminan hacia la última canción
y doblamos la esquina para ver qué la plaza está vacía
y en el suelo alguien nos ha dejado una flecha que nadie ve
porque está pintada con un color que solo tú y yo podemos ver.
No habíamos llegado aún a Everybody hurts
aunque ya sabíamos que si algo te quema
es que aún estás vivo.
Sí, mi amor, mi amor bastardo, mi amor enfermo,
mi amor parásito, mi amor mohoso, mi amor descompuesto, mi
amor inyectado en vena, ¿pero no decían que esto subía despacio?,
mi amor carcomido
con gusanos poetas y ratas licenciadas, sí, mi amor muerto,
mi amor abortado, sí, te escucho, claro que te escucho,
y canto, canto contigo, en la noche honda, en la plaza sucia,
sin pisar los vasos rotos, volando por encima de escaleras mecánicas
que nunca uso nadie jamás.
Olas furiosas en la larga avenida
cuerpos que caminan hacia la última canción
y doblamos la esquina para ver qué la plaza está vacía
y en el suelo alguien nos ha dejado una flecha que nadie ve
porque está pintada con un color que solo tú y yo podemos ver
que solo tú y yo podemos ver
que solo tú y yo podemos ver
que solo
que solo
que nadie nadie nadie nadie nadie nadie
nadie que no tenga tus ojos que comen
tus ojos que se comen a mis ojos
nadie que no haya sido comido por tus ojos
nadie puede ver.
Nadie puede ver.
No habíamos llegado a Everybody hurts
y no nos podíamos herir más.
Sin armas ni gritos
sin manos ni palabras
Y todo el daño estaba hecho.
Y no podía existir mayor dolor en el mundo.
Olas ruidosas en la calle empinada
que subía de la estación.
El tren en la vía, esperando su momento
El beso en la pistola, esperando el regreso de la lluvia
esa lluvia que borraría la flecha,
que nos dejaría atados al futuro en un barco a la deriva
atados frente a la catarata que ya ruge,
aunque la lluvia nos la tape con su mortaja.
Aún estábamos en Losing my religión
y ya sabíamos que la bala que nos esperaba
era tan vulgar como cualquier bala
y que eso era lo más insoportable de todo.
Olas furiosas en la larga avenida
cuerpos que caminan hacia la última canción.
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